domingo, 26 de octubre de 2008

EDUCAR EN VALORES

Los docentes de la escuela 116 han observado que muchos de sus alumnos:
-No saben escuchar
-No respetan consigna
-No demuestran haber aprendido aún lo que significa respetar y valorar las diferencias personales y las opiniones de los demás
-Los acuerdos sobre normas de convivencia no son respetados por algunos
-se comunican manifestando agresividad, no sabiendo resolver conflictos a través de estrategias adecuadas como podría ser el empleo de la palabra.
-No logran expresar las ideas en forma coherente o lo hacen reiterando vocablos, a través de un código oral restringido, con escaso nivel lexical, con errores morfológicos o sintácticos.
-Verbalizan sus ideas a partir de oraciones cortas, de estructuras simple, coherentes pero sin la construcción de un discurso elaborado y cohesivo.
-No adecuan el código oral a diferentes situaciones y muchas palabras u expresiones son empleadas sin considerar el contexto.
-No emplean correctamente la estructura del discurso narrativo a pesar de ser éste el tipo de texto que más se emplea en nuestra vida cotidiana.
-No han tenido oportunidad, en el hogar y/o en el entorno social en el que habitan, de desarrollar la capacidad de aprender a través del diálogo y la narración.
-No argumentan, porque quizás no han tenido oportunidad de que otros los ayuden a reflexionar acerca de sus propias conductas o de sus propias concepciones.
Frente a esta situación los docentes deciden realizar un proyecto denominado ”Enseñar a jugar para aprender a jugar” en el cual se priorizara en el lenguaje que es el motor del desarrollo intelectual, es el puente entre pensar y el decir, y porque el buen desempeño en la comunicación oral, además de enriquecer nuestra vida institucional, podrá facilitarle a alumnos y alumnas una mejor inserción en otros ámbitos educativos, sociales y laborales.